Curso desarrollado presentación

La detección de las situaciones de desprotección infantil no es fácil, ya que las personas directamente implicadas este tipo de situaciones –menores y adultos- no suelen acudir a los profesionales informando de su situación y solicitando ayuda.
 
Los motivos que explican este hecho son varios: la propia indefensión e incapacidad de los niños y niñas para acceder a servicios de ayuda, el temor a las consecuencias de informar de la situación –represalias de los adultos, etc. Así pues, suelen ser otras personas del entorno de la familia quienes habitualmente detectan que existe un problema. Sin embargo, tampoco esto es fácil.
 
La desprotección infantil ocurre en la intimidad del domicilio familiar, en general sin testigos, y en muchos casos no existen indicadores claros y específicos que señalen su presencia. A esto se une el desconocimiento por parte de muchas personas y profesionales de qué es la desprotección infantil, cuáles son sus tipologías e indicadores –especialmente los menos visibles-, además de la existencia de creencias erróneas sobre el problema, como la de que se trata de una situación que afecta exclusivamente a familias que se desenvuelven en entornos marginales, de bajo estatus socioeconómico y cultural, o a adultos con problemas de salud mental.
 
Lo anterior expone un contexto de trabajo complicado en el que los profesionales deben disponer de estrategias adecuadas para cada situación, así como de numerosos conocimientos administrativos y legislativos para realizar valoraciones e intervenciones adecuadas.
 
El objetivo de este curso es el de dotar al profesional de las herramientas necesarias para poder mejorar su práctica diaria, así como actualizar conocimientos en los distintos ámbitos del trabajo con menores en situaciones de desamparo o desprotección.